sábado, 26 de junio de 2010

ayer nos follamos el alma. te comiste mis penas una a una e hiciste que me crecieran los orgasmos entre las piernas. me encanta montarte y balancearme frotando tu sexo con el mío, notando como tu polla entra y sale sin dificultad por tanto lubricante natural que me llora de dentro. el recorrido de tu dedo colándose en mi boca, traza un camino de saliva hasta los pezones que se erizan de tanta excitación.
tu cara desencajada, tu respiración de deportista cardiaco, tus manos y las mías luchando por poseer el cuerpo del otro. y otro revolcón y los muelles quejándose, y ahora mis piernas te hacen de bufanda y mis ojos están llenos de lágrimas, porque tanto placer al final duele. se me confunden los sentidos y creo que me muero. rectifico, nos morimos, para volver a respirar juntos empapados en sudor, con el pelo pegado a la cara y con ganas de abrazarnos.

domingo, 13 de junio de 2010

¿quién puede estudiar en estos días? con el calor pegado a la ropa, los pájaros revoloteando por ahí... y tú que no dejas de mirarme de esa manera, ¡quién puede estudiar así!
me tocas por debajo de la mesa, rodilla arriba, haciendo una parada en el muslo para asegurarte de que nadie nos ve y seguir subiendo hasta el final. no solo no puedo emitir sonido alguno, sino que además tengo que fingir delante de todos que estoy estudiando, y ya cuando me he transformado de persona a animal y estoy apunto de ladrarte, gruñirte, devorarte... te me acercas despacito y me dices suave al oído si subimos a los baños de la segunda planta. nos deslizamos por los pasillos chocándonos con gente que lleva carpetas en los brazos y nos colamos en el aseo de los tíos. te desnudas, me desnudas y me tocas como sabes que me gusta. me das media vuelta de espaldas a ti, me inclinas hacia delante con ganas y me la metes con ansia moviéndote mecánicamente. mis manos se agarran fuerte a la tubería del váter y la hebilla de tu cinturón nos marca el ritmo con un tintineo metálico al chocar en el suelo. noto tu aliento en mi espalda y tus dedos cosidos a mis caderas a cada embestida. me agarras del pelo para buscar mi oreja y susurrarme si me gusta. me encanta. tus gritos y los míos se pierden en el aire de un baño que no huele precisamente a lejía. cualquier sitio es bueno si haces que me corra así de bien. salimos sin disimular y nos encontramos de frente con la china que ha venido de intercambio, la saludo sonriéndole y guiñándole un ojo. desde luego que sí, guapita, acaba de ocurrir exactamente lo que estás pensando, welcome to Spain.