lunes, 11 de abril de 2011

me encantan esas tardes de domingo sin nada mejor que hacer que fumar y reír, acompañados de buena música y los puntos de luz que atraviesan la persiana desde la calle. tumbados en la cama, usas mi columna de piano y sigues el ritmo marcándome la piel con los dedos y yo me estiro como un gato para evitar que se me salgan las cosquillas. me retuerzo hasta que mi espalda encaja en tu abrazo y sienta tu calor bien dentro, que me llegue a los huesos y me caliente las entrañas. el roce de los cuerpos que empezó casi sin motivo, ahora tiene hasta su propia melodía de suspiros, gemidos y los golpes sordos que hace la cama al chocar con la pared. palabras sucias al oído cargadas de ternura que me hacen salivar de ganas, mirarnos a los ojos y decirnos verdades gigantes que podrían asustar al más temerario. el ambiente huele a humo y a mis gritos de placer y a la excitación que te resbala por la carne, y no puedo hacer más que encaramarme a ti y cabalgarte, primero lento disfrutando de cada balanceo y de tu manera bonita de mirarme, y después con saña, como si emplearamos cada minuto de vida, como si nada más tuviera sentido y necesitaras estar dentro de mí tanto como respirar, como si no fuéramos a tener miedo jamás o como si fueras a quererme para siempre.

sábado, 15 de enero de 2011

El agua caliente cae como una cascada sobre nuestros cuerpos desnudos, que se mezcla con el sudor y las ganas, el vapor lo nubla todo... o casi todo, aún puedo apreciar una cosa que sobresale erguida y dura. Empiezas a meneártela despacio mientras observas en calidad de pervertido como me enjabono cuidadosamente, por los brazos, el cuello, el vientre, los muslos... movimientos suaves alrededor de las tetas que hacen que se me pongan duros los pezones.

Me das la vuelta. Te pegas a mi espalda y la siento entre mis nalgas, con una mano me sobas las tetas, con la otra enfocas la ducha a mi coño y me das con el chorro en el punto exacto para hacerme morir un poquito. Me muerdes la nuca, te aprietas contra mí, más y más, y empiezas a meterla con mucho cuidado. Ya no te interesa masturbarme con objetos, prefieres hacerlo tú mismo con los dedos y estoy tan lubricada que puedes meter de golpe 3 a la vez. Me lavas por fuera, me ensucias por dentro, consigues removerme el alma y me calientas la sangre a la temperatura de un volcán. Nos rompemos en mil pedazos, nos convertimos en uno en un segundo. Quietos, mojados, latentes, ardientes...

viernes, 7 de enero de 2011

hoy te busco yo, tengo hambre de ti. adiós a las buenas costumbres, llevo colgado del cuello el cartel de "abierto 24horas".
respiro el alcohol que sale de tu boca y tu barba rasposa me araña la cara. de corazón violento y ojos que duelen. y mientras yo danzo medio borracha y medio desnuda al son de vete tú a saber qué música, a ti se te endurece dentro de los pantalones.
y yo me acerco y dejo que me huelas por todos lados como buena perra. nos quitamos la ropa y nos comemos con las manos, nos apretamos uno contra el otro y empezamos a latir bien fuerte. cierras heridas y abres agujeros, te comes la pena que llevo dentro (y qué bien lo haces, joder), me destrozas las entrañas. me acelero, te aceleras y nos rompemos.