miércoles, 23 de diciembre de 2009

-¿qué apostamos que yo tardo más en correrme que tú? el que pierda se lleva un par de azotes.

iluso de ti que aceptaste la apuesta. unos cuantos juegos de manos y tres lamidas bien dadas son suficientes para sacarte esa mueca en la cara, que cualquiera diría que te están matando, y tu mirada perdida por la habitación mientras descargas sin control.
ahora es mi turno. y ya llevamos 15 minutos y nada de nada. y no porque no me guste, que me encanta, sólo es que yo soy una campeona.
con un dedo me incendias el clítoris y otros dos desaparecieron dentro de mi vagina. respiración entrecortada, a veces suspiros largos, a veces me quedo sin aire. me retuerzo como una serpiente que se siente amenazada. ay, que me voy. que no. que te lo has creido, tú a mí aún no me conoces. no puedo creer que esté tan mojada y tú que empiezas a beberme. te lo bebes todo, mi esencia, mis lágrimas, las sonrisas que dejé para más tarde. todo. dejo las uñas clavadas en la cama. tengo agujetas en la barriga y me tiemblan las piernas. ay, 23 minutos...
tienes otra cara. (de chico malo con moto y chupa de cuero), casi no te reconozco, sino supiera que tu mano me está tocando pensaría que eres otro. y yo que me sigo licuando, me vas a deshidratar... con tanto morderme los labios, he acabado haciéndome sangre, pero no importa los azotes que te lleves habrán merecido la pena.
joder, me estás matando o dándome vida, según se mire... hablando de mirar, te miro y te leo las intenciones. ya sabes las reglas del juego, ni se te ocurra metérmela o te juro que te acuerdas de este día. me sonríes y me besas como loco, dices que te encanto cuando soy mala contigo.
ay, ay... que ya ni escucho, ni veo, sólo siento. siento que se me sale el alma del cuerpo, que me doblo hacia arriba, que dejo de respirar durante unos pocos segundos que parecen eternos...
29 minutos 48 segundos. toda una campeona.

domingo, 13 de diciembre de 2009

y otra vez lo he vuelto a hacer. es superior a mis fuerzas. no sé si será por el "clin" cuando se abren las puertas, o por el movimiento lento mientras baja del octavo al sótano o quizás porque me ponen los sitios pequeños y agobiantes. no estaba mal del todo, tenía ojos de pervertido, se lo noté nada más entrar, por eso no se escandalizó lo más mínimo. cruce de miradas y empieza la función. me insinuo, que si me muerdo el labio, que si le sonrío pícaramente a la vez que lo empujo contra el espejo, que si me quito las bragas... ahora el que me empotra contra el espejo es él, me susurra algo al oído que no logro descifrar y que ni me importa mientras me mete los dedos hasta el fondo, éste no se anda con tonterías. me muerde el pezón izquierdo por encima de la camiseta y yo no hago más que retorcerme de espaldas a la pared, el pervertido sabe tocarme muy bien pero no sólo por eso me mojo, influye que me seduzca la idea de que el ascensor se abra en cualquier momento y nos pille alguien. quién sabe, puede que su mujer, a lo mejor está casado. puede que una viejecita que quiera sacar al perro a pasear y se lleve el susto de su vida, o ¡vete tú a saber si mi padre que baja a tirar la basura!
clin. fin del viaje. yo me peino un poco con las manos y él se chupa los dedos.
- guapita, que te dejas las bragas.
- quédatelas de recuerdo. hasta la próxima.