sábado, 3 de abril de 2010

día soleado y traje de encaje con volantes. cada uva que entra en la boca, roza suavemente con los labios, es masticada con violencia y el jugo acaba derramándose sin piedad por toda mi cara.
- qué pecaminosa forma de comer tenéis, señora.- sorprendida me doy la vuelta e intento disimular tan vergonzoso espectáculo, limpiándome la boca con la manga del vestido. un apuesto caballero de barbas recortadas, camisa entreabierta y espada al cinto, me sonríe desde lejos. el caballero se acerca y me mira de frente.
- apuesto que vos sois una de esas jóvenes virginales que jadean cual perra en celo cuando pasan por un bar repleto de hombres, que duerme con camisón de cuello vuelto pero que necesita masturbarse tres veces antes de ir a la cama, por supuesto, luego se persigna y como buena amante de su religión que es, todos los domingos va a misa.
- ¡infame caballero, quién os creéis para hablarme de tan vil manera!- el caballero no perdía la sonrisa y acariciaba mi cara, al principio rehuí, pero pronto esa forma de tocarme me llenaba de una confianza inexplicable. esa delicadeza se tonraba más violenta a cada movimiento, cosa que no me disgustaba en absoluto. me abrió la boca con la mano y paseó su lengua ágil por mi boca inexperta. yo tenía los ojos cerrados, la respiración entrecortada y las pulsaciones a mil por hora, el caballero metió su nariz en mi pelo y aspirando me susurró al oído. yo podía visualizar con claridad cómo las palabras salían de su boca y se estrellaban contra mi cuello. estábamos tan juntos que era consciente de que él podía sentir mis pezones erizados clavados en su pecho, del mismo modo que yo notaba su miembro excitado apoyado en mi vientre.
- oh, señora mía, qué bien huele.
- son jazmines, caballero.- dije en un tono delirante.
- tanta ingenuidad por vuestra parte, señora, hacen que me vuelva completamente loco.- y sin más, me levantó las enaguas y comenzó a manosearme de tal forma que yo creía morirme. a los pocos minutos, ese caballero salido del infierno, sacó sus dedos de mis entrañas, tan húmedos como estaba mi entrepierna y me los mostró.
- a esto me refería señora.
- oh caballero, ¿qué me habéis hecho? ¡tanto placer ha de ser un pecado!
- no señora mía, pecado es que éste elixir maravilloso, no sea vendido en las tiendas como un manjar.- dijo aquél ser pervertido, llevándose los dedos a la boca y poniendo expresión en la cara de verdadero placer. me agarró por el cuello y me besó con fuerza para despedirse.
-¿pero cómo? ¿os vais? no podéis dejarme así, caballero, ni siquiera sé vuestro nombre, ¿cómo podré localizaros?
- bella señora, siempre que queráis saber de mí, meted un par de dedos en vuestra vagina y apareceré para complaceros. mi nombre es Lord Orgasmo.


empiezo a preocuparme por tener esta clase de sueños...

3 comentarios:

  1. preocupaciones por sueños asi?

    si son una bendicion dn_nb

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  2. jajaja que bueno.... que salvaje, pero que bueno.

    Saludos y un abrazo enorme.

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  3. que calor por el amor de Dios!
    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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